Se llega a este despoblado mediante una pista forestal que sale a la izquierda de la carretera que sale de Berlanga de Duero camino de Alaló y Retortillo de Soria.
Se halla junto al río Talegones, en zona muy fértil; a pesar de lo cual y por la falta de carretera que la uniese a la capital del municipio, los últimos habitantes decidieron seguir viviendo en otras partes, impulsados por el éxodo rural.
 
 
 
 
 
 
En el censo parroquial de 1352 leemos: "enla cabreriza e alcunea son dos eglesias e es un beneficio curado e vale de renra 90 mrs.".
A mediados del siglo XVIII este lugar formaba parte del señorío de la marquesa de Berlanga y duquesa viuda de Uceda. Había una taberna y un mesón. Por oficios: un teniente de cura, un sacristán fiel de hechos, un guarda de ganado vacuno y otro de cerda, cuatro pastores de ovino, seis tratantes de mulas, 24 labradores, un pobre de solemnidad.
El Censo de Pecheros de 1528, en el que no se contaban eclesiásticos, hidalgos y nobles, registraba la existencia 27 pecheros, es decir unidades familiares que pagaban impuestos. En el documento original figuraba como La Cabreriza, formando parte de la Comunidad de villa y tierra de Berlanga.
En 1900 vivían aquí 195 personas y, en 1950, 157. Cuatro años más tarde, en 1954, el censo ganadero era de 65 reses de mular, 24 de bovino, 1.721 ovejas, 50 de porcino, 390 aves y 40 conejos.
 
 
 
 
A partir de la década de 1960 comenzó a despoblarse hasta que se marcharon sus últimos vecios hacia 1975, aunque las casas aún se mantuvieron en buen estado quince años después. Desde entonces el expolio ha sido intermitente. Para defender lo poco que queda se creó la Asociación de Propietarios, incluyendo en sus proyectos la restauración de la iglesia parroquial, cuya pila bautismal fue robada a comienzos de diciembre de 2000. El campano se encuentra guardado en la ex-colegiata de Berlanga tras un intento de robo, en el que fueron cogidos "in fraganti" los ladrones. Custodiadas en Berlanga y en los museos catedralicios del Burgo de Osma se hallan las imágenes y retablos de la iglesia. La concentración parcelaria, solicitada en 1976, no se plasmó materialmente, con la adjudicación de las parcelas hasta 2002.
Cabreriza es, aunque no sea citado como tal, el despoblado protagonista de la novela Noche de enigmas del segoviano Ignacio Sanz (Editorial Edelvives, colección Ala Delta, 1995).
Añadir que el pueblo de Cabreriza contaba a 1 de enero de 2015 con una población de 1 habitante, hombre. Llegó a estar deshabitada desde 1970 hasta 2013. En 2025 no existe ninguna persona empadronada en el pueblo, contando  por lo tanto con 0 habitantes censados.
 
 
 
 
Noménclator diocesano seguntino de 1886
"Lugar con 230 habitantes, en el partido y a cuatro leguas de Almazan;de la provincia de Soria, y de la audiencia antigua y Capitanía general de Burgos, de cuyos dos puntos dista respectivamente, nueve y veintinueve leguas. Se halla dividido en dos barrios situados, uno en la falda de un pequeño cerro, y el otro en la cúspide, ambos combatidos por los vientos N. y NO. que hacen su clima frío y propenso a tercianas. Su escuela de ambos sexos, esta dotada con 250 pesetas anuales, casa y retribuciones; su Iglesia parroquial de primer ascenso, dedicada a la Asunción de la Virgen; y su término enclavado entre los de Abanco, Alaló y Lumias de este obispado, y Galapagáres, que lo es del de Osma. Posee casa rectoral y huerto propio del curato, y baña el término en el que se conservan un monte de carrasca una dehesa, el río Talegones, atravesado por dos puentes de madera, pero cuyo escaso caudal, solo se utiliza para el riego de pequeños huertos, y para la fabricación de harinas. Las producciones, son granos, legumbres, cáñamo y hortalizas, ganado lanar, vacuno y de cerda. Cabreriza, corresponde al arciprestazgo de Berlanga, y al centro de Conferencias de Alaló, donde concurre con Abanco, Torrevicente, Lumias y Arenillas. Soria, es también su audiencia de inscripción".
 
 
Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción
Iglesia de una sola nave con varios añadidos, como capillas y sacristía. Tiene una espadaña con dos vanos rematada por una cruz de hierro donde hasta hace bien poco hubo dos campanas, una de finales del siglo XVIII y otra datada en el siglo XIX. Los altares interiores están desmantelados. Llama la atención la decoración pintada de sus muros que esta quedando al descubierto tras la perdida del último enlucido.  La mayoría de elementos importantes a excepción de la pila bautismal que fue robada, están repartidos por las proximidades para evitar la fuga histórica.
 
Exterior de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.
 
Interior de la Iglesia.
 
 
Parte del texto elaborado por Ángel Almazán.
 
 

 


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